“A través del ministerio sacerdotal, Dios me ha concedido felicidad y sentido”

“A través del ministerio sacerdotal, Dios me ha concedido felicidad y sentido”

El sacerdote operario D. Carlos Boulanger celebró sus bodas de plata sacerdotales el pasado 7 de marzo. 25 años por los que quiere dar gracias a Dios y a quienes se ha cruzado en su camino vocacional.

D. Carlos Boulanger nació el 5 de mayo de 1961 en Punto Fijo (Venezuela). Estudió Ingeniería Química y después realizó la formación en el Centro de Estudios Mosén Sol de Caracas, donde cursó los estudios de Filosofía y Teología. Luego, fue enviado al Colegio Español de Roma para estudiar la Licencia de Teología Bíblica en la Universidad Gregoriana. Fue ordenado el 7 de marzo de 1998 en Caracas, en la parroquia María Madre de la Iglesia, por el Cardenal Antonio Ignacio Velasco, arzobispo de Caracas.

En esta entrevista, D. Carlos habla de su proceso vocacional y de la experiencia en estos 25 años como sacerdote operario diocesano, siempre con un tono de gratitud.

¿Qué significa celebrar los 25 años de sacerdocio?

Significa reavivar la conciencia de gratitud, porque Dios no sólo me ha llamado al sacerdocio, concediéndome ese gran don a pesar de mis debilidades, sino que también me manifiesta su amor y fidelidad, ya que me sostiene y me acompaña. También significa un recuerdo agradecido a los destinatarios de la misión, que han sido la otra columna sobre la que se ha fundamentado mi ministerio.

¿Cómo surge tu vocación por el sacerdocio?

Mi vocación irrumpe en mi vida desde que era pequeño, fue una gracia de Dios. Desde niño sentía admiración y atracción por el sacerdocio, pero le di largas. Esta llamada fue resonando más fuerte al contemplar la realidad eclesial y social, pero no la concreté hasta que participé en la experiencia de Cursillos de Cristiandad, que me impulsó a dar el paso hacia lo que Dios me pedía desde hacía mucho tiempo. Fue así como entré en contacto con la Hermandad de Sacerdotes Operarios para poder emprender el camino de formación sacerdotal. La experiencia de gozo y la búsqueda del sentido de la vida, así como el contacto con el pueblo sencillo y humilde, fueron determinantes en el discernimiento vocacional.

«Desde niño sentía admiración y atracción por el sacerdocio, pero le di largas»

¿Qué recuerdos tienes de la época en el Aspirantado?

Fue una época que viví con mucha fraternidad entre mis compañeros seminaristas, había muy buen clima de alegría y de apertura, con mucha comunicación de nuestros procesos. También tengo un recuerdo agradecido de mis formadores, con quienes tuve una relación muy fluida. Disfruté mucho esos años de formación que viví en el CEMS.

¿Cómo fue el día de tu ordenación sacerdotal?

Ese día recibí la ordenación presbiteral junto a Luis Chaparro y Juan Bravo (ya fallecido). Además, otro operario, Víctor Salomón, fue ordenado de diácono. Fue un día de mucha alegría, de reencuentro con familiares y amigos. Al principio estaba un poco nervioso ante la grandeza del don que iba a recibir, pero a medida que transcurría la ceremonia lo fui viviendo con mayor serenidad. Luego tuvimos la celebración festiva de todos los operarios ordenados y, posteriormente, ese mismo día viajé a mi ciudad natal para celebrar al día siguiente la primera Misa.

¿Qué ministerios has desempeñado en estos 25 años?

Comencé mi servicio sacerdotal como formador en el Seminario San José de Panamá (1998-1999). Luego estuve por varios meses como sacerdote en la parroquia San Buenaventura de Ciudad Guayana (2000). Fui destinado como viceasesor nacional del Movimiento de Cursillos de Cristiandad en Caracas (2000-2002). El año 2002, fui enviado como formador al Seminario Mayor Santa Rosa de Lima de Caracas, donde estuve inicialmente como vicerrector y luego como rector (2002-2009). Continué mi ministerio como rector en nuestro aspirantado CEMS – Centro de Estudios Mosén Sol (2009-2010). Luego presté mis servicios en Roma, como Rector en el Colegio Venezolano (2010-2016). Fui elegido como Consejero General de la Hermandad en dos periodos (2008-2014) y (2014-2022). Estuve un año en Roma en labores propias del Consejo (2016-2017). Posteriormente iniciamos la experiencia en la ciudad de Quito, Ecuador, donde fui rector del Seminario Mayor San José entre los años 2017-2022. Desde este año 2023, me desempeño como formador del Seminario Mayor Nuestra Señora de La Merced y San José de la Arquidiócesis de Tucumán.

D. Carlos Boulanger, en Roma

-¿Cómo vives tu actual misión?

Con serenidad y alegría, y, en medio de mis debilidades, tratando de responder a lo que se me ha enviado.

¿Por qué sigues siendo sacerdote?

Porque no me concibo viviendo de otra manera. Dios, a través del ministerio sacerdotal, me ha concedido felicidad y sentido. Además, vivir como sacerdote operario me ha dado una gran familia con un historial de santidad y entrega generosa, que me ayuda a renovar mi sí cada día.

«Vivir como sacerdote operario me ha dado una gran familia con un historial de santidad y entrega generosa, que me ayuda a renovar mi sí cada día»

¿Cómo ha evolucionado tu manera de vivir el sacerdocio?

Ha ido dando pasos a confiar cada vez menos en mis fuerzas o capacidades y dar cada vez más protagonismo a la obra de Dios.

¿Qué significa ser sacerdote operario?

Ser seguidor del carisma y la obra del Beato Mosén Sol, viviendo el sacerdocio en fraternidad al servicio de las diócesis.

¿Cuál es tu experiencia de fraternidad?

En la grandísima mayoría de los años como operario, mi experiencia fraterna ha sido muy positiva, he tenido la gracia de vivir en equipo con excelentes operarios. Tengo un recuerdo agradecido de los equipos en donde he vivido. También he tenido alguna experiencia desconcertante, pero que me ayudó a tomar conciencia de la fragilidad humana y a recordar que la fraternidad es un don y una tarea.

Un mensaje para quien se pregunta por su vocación.

En primer lugar, no tener miedo y confiar en Dios y en las mediaciones eclesiales. Se debe ser muy honesto y transparente, sobre todo en buscar las motivaciones e intenciones de la pregunta vocacional.

¿Un consejo para quien se pregunta por su vocación? «No tener miedo y confiar en Dios y en las mediaciones eclesiales»

Una experiencia inolvidable.

Mi primer destino fue en Ciudad de Panamá, donde fui enviado al Seminario Mayor. En esa ciudad realicé mis primeras confesiones, donde experimenté la grandeza del don de poder ser ministro de la reconciliación y de la misericordia, unido a la conciencia de mi pobre persona. Esas primeras confesiones fueron una experiencia viva de la gracia del sacerdocio.

Una anécdota graciosa.

Mientras celebraba la Misa junto a un monaguillo muy espabilado, recité la oración del lavatorio de manos: “Lava me Domine, ab iniquitate mea et a peccato meo munda me”. El monaguillo muy seriamente me indicó una puerta y me dijo: “Padre, si va a mear, por allá está el baño”. 

Pasaje bíblico favorito.

El pasaje de la vid y los sarmientos (Jn 15,1-10). La experiencia ministerial y espiritual me ha corroborado la enseñanza de ese pasaje: si no permanecemos en Cristo, no podemos hacer nada.

Un libro.

La trilogía de Italo Calvino recogida bajo el título ‘Nuestros antepasados’ (‘I nostri antenati’), que nos muestra imágenes sobre la identidad, los límites y la libertad del hombre contemporáneo a través de personajes inverosímiles, que, sin embargo, son un reflejo de la realidad.

Una película.

Me ha impactado mucho la  película ‘Manchester by the Sea’ (‘Manchester junto al Mar’) del director Kenneth Lonergan (2016). Narra sin excesos melodramáticos el desgarrador relato de un hombre que no puede superar la tragedia familiar en donde perdió a su familia. En medio de su depresión y tristeza, y debido al fallecimiento de su hermano, debe regresar a su ciudad natal para cuidar de su sobrino y afrontar la realidad de la que había huido. Muestra cómo, a pesar del abismo en que alguien pueda encontrarse, también puede ayudar y hacer feliz a otro, aunque no llegue a superar su propio dolor. El excelente guion, el tempo narrativo, la música y la fotografía, pero sobre todo las excelentes actuaciones de los protagonistas, convierten esta obra en una excelente película que no te deja indiferente.

Un personaje.

El papa Francisco, un profeta de nuestro tiempo.