El apasionante reto de la formación de sacerdotes para la Amazonía

El apasionante reto de la formación de sacerdotes para la Amazonía

El Seminario Amazónico Intervicarial del Perú surgió hace poco más de un año como fruto del Sínodo de la Amazonía. La formación está confiada a la Hermandad y los operarios allí destinados afrontan con ilusión esta labor.

La Hermandad de Sacerdotes Operarios asumió el pasado año la formación de los sacerdotes del recién creado Seminario Amazónico Intervicarial del Perú, situado en Iquitos. 13 seminaristas de diferentes zonas de la selva peruana se preparan para el sacerdocio allí, en una tierra que necesita pastores cercanos al pueblo de Dios. Hablamos con el sacerdote operario Edgardo Banegas, rector del seminario, sobre este ilusionante proyecto surgido del Sínodo de la Amazonía.

¿Cómo recibieron la noticia de que contarían con ustedes para la formación de este seminario?
Los obispos de los vicariatos amazónicos del Perú tenían un proyecto común -yo le digo “sueño común”- de tener un seminario único para todos los vicariatos de la selva. Para iniciar dicho sueño, necesitaban nuevos formadores. Yo era formador en el Seminario San Antonio Abad del Cusco, donde teníamos dos seminaristas del Vicariato de Puerto Maldonado, que es un vicariato de la selva peruana. El obispo del vicariato estaba muy contento con la labor que veníamos haciendo en el seminario y con sus chicos. Como se dio cuenta de que nuestra labor en Cusco iba a terminar, sin pensarlo, en la reunión que los obispos vicariales tenían, nos invitaron para dar a conocer el carisma y labor de los Operarios. Nos preguntaron muchas cuestiones formativas y sobre el carisma, convenciéndoles de hacer la petición al Consejo Central para que llevemos el Seminario Amazónico Intervicarial del Perú.

¿Qué supone para ustedes desempeñar esta labor formativa?
Supone un reto muy bonito, porque es realizar un sueño, no solo de los obispos vicariales, sino también del Papa Francisco, que lo dio a conocer en su documento ‘Querida Amazonía’. Supone una interculturalidad no solo de Iquitos, sino de todas las bellas zonas de la selva peruana, zonas que son muy ricas culturalmente en su forma de pensar, su lengua, su música, su gastronomía. Zonas de los cuales provienen nuestros seminaristas. Supone hacerse parte de, hacerse uno con ellos, involucrarse en sus realidades, entender sus sufrimientos, gozar con sus alegrías.

¿Cuáles son las principales características del seminario?
Que son de la selva peruana. Sí, lo sé, es obvio, pero el que conoce a los de la selva sabe que esto conlleva unas características peculiares: la alegría y la espontaneidad, el ser puro corazón y uno solo con la naturaleza.

¿Cuáles son las claves de la formación que esperan impartir en el seminario?
La transparencia y el servicio. Somos seguidores de Cristo, o sea, somos seguidores de la verdad. No cabe pensar de un sacerdote que no sea transparente, que no e verdadero y sincero. El sacerdocio también es sinónimo de servicio. Dicho ministerio está al servicio de los demás y no a su servicio: “Como el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20, 28).

¿Cómo ha sido el recibimiento por parte de los seminaristas?
El recibimiento ha sido muy bueno, con mucha apertura; en un principio, con un tanto de miedo a lo desconocido. Pero una de las características del chico de la selva peruana es que es muy abierto y espontáneo a la hora de hablar. La mayoría éramos nuevos en el seminario, incluyendo a los formadores. Por ello, tomamos una actitud de conocernos y formar nuevos lazos de amistad.

¿Qué idea de Mosén Sol resulta inspiradora en estos momentos?
La frase famosa de Mosén Sol que encaja muy bien es: “No estamos destinados a salvarnos solos”. En la selva todo es comunitario, nada se hace solo: de hecho, las plantas, ríos y árboles tienen familia, tienen mamá, nadie está solo. Nadie piensa en ir solo con Dios; hay que ir a la presencia de Dios en comunidad.