Mosén Sol, un buen modelo sacerdotal

Mosén Sol, un buen modelo sacerdotal

La Hermandad celebrará el próximo 29 de enero la fiesta de su fundador, el Beato Manuel Domingo y Sol.

Bajo el lema ‘Mosén Sol, un buen modelo sacerdotal’, la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos celebra el 29 de enero de 2023 la fiesta de su fundador, el Beato Manuel Domingo y Sol.

Esta descripción de Mosén Sol ha sido un regalo del Papa Francisco. Efectivamente, cuando el 29 de octubre de 2022 recibió en audiencia al Director general, D. Florencio Abajo, y a los miembros del Consejo general, se le hizo entrega de una reliquia del fundador. Al recibirla, el Santo Padre la veneró con gran devoción y exclamó: «Un buen modelo sacerdotal». Palabras sencillas, dichas en la intimidad de un encuentro privado; pero palabras dichas con fervor y veneración por el papa. Y esto nos llena de alegría y nos exige a todos los operarios a seguir los pasos de don Manuel.

Cuando el Papa habla del sacerdote, lo describe a partir de cuatro “cercanías”, que constituyen los cuatro pilares constitutivos de la vida sacerdotal. Se trata de la referencia primordial a Dios Trinidad, la referencia jerárquica con el obispo, la referencia sacramental-fraternal con los demás sacerdotes y la referencia ministerial-pastoral con los cristianos. Estamos convencidos de que Mosén Sol vivió estas cuatro características, por eso puede ser presentado como “buen modelo sacerdotal”. Las podemos describir brevemente.

Cercano a Dios. Ejercitó, sobre todo, la constante presencia de Dios, que era fruto de su espíritu de gratitud. Además, buscaba la cercanía con Dios en la oración y en la vida eucarística. Por ello, quiso apropiarse del lema de san Pablo: «Mi vida es Cristo y a ello aspiramos, porque a él hemos consagrado nuestro cuerpo, alma, intereses, ambiciones, fuerza y cuanto tenemos. Pues mihi vivere Christus in Sacramento». La unión con Dios la expresa a través del celo pastoral: «En vano dirá que ama a Dios el que no tiene celo de su gloria y de la salvación de las almas».

Cercano al obispo. En su vida encontramos una cercanía peculiar con los sucesivos obispos de Tortosa, tanto en las distintas misiones que le confiaron en sus primeros años de ministerio como cuando comienza su gran obra de vocaciones. No se puede hablar de una simple obediencia, sino de una verdadera unión en el trabajo apostólico. Por eso, consulta sus iniciativas con el obispo diocesano. Con Mons. Vilamitjana se aconseja para el comienzo del Colegio de San José; con Mons. Aznar y Pueyo consulta las bases de la misma Hermandad. Está convencido de que es propio del espíritu sacerdotal «trabajar donde fuese, y como Dios quiera, y a la voluntad del Prelado».

Cercano a los compañeros presbíteros. Mosén Sol también frecuentó el trato con los compañeros sacerdotes, de los que recababa sus opiniones y pareceres, antes incluso de la fundación de la Hermandad. La relación que sostuvo con don Mariano García, confidente suyo y gran apoyo en la obra del colegio de Tortosa, o las distintas consultas al P. Vigordán sobre la idea de los sacerdotes operarios, entre otras, dan muestra de qué cierta era aquella sencilla idea con la que expresaba su vida interior: «Inclinación a compañerismo». Después entendería la unión de los operarios como una forma de «multiplicar» los intereses de la gloria de Dios y algo beneficioso para la propia vida sacerdotal.

Cercano al pueblo. La atención de Mosén Sol a los fieles con los que tuvo trato fue ejemplar. Las biografías retratan a un hombre afectuoso, cercano, alegre, servicial… Efectivamente, fue un sacerdote que se entregó a todos: jóvenes, maestros, obreros, religiosas, personas devotas. Hasta los pobres le echaban de menos después de su muerte. En realidad, un gesto de cercanía con el seminarista Ramón Valero propició una nueva orientación a su ministerio sacerdotal.