30 Ene Mons. Benavent: “Los tres amores de Mosén Sol: el Corazón de Jesús, la Eucaristía y el sacerdocio”
Celebración de la fiesta del Beato Manuel Domingo y Sol en Tortosa
En el Templo de Reparación de Tortosa, la Celebración de la fiesta del Beato Manuel Domingo y Sol estuvo presidida por el Sr. Obispo, D. Enrique Benavent Vidal. Además de otros operarios y sacerdotes, concelebraron el Secretario General de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, D. Carlos Comendador, y el rector del Templo, D. Willy Dibala Malembo.
Enrique comenzó su homilía invitando a los presentes a preguntarse sobre los caminos que el beato Mosén Sol ha abierto y ha indicado a todos como caminos de santidad y de perfección. Para el Sr. Obispo fueron tres los amores que a don Manuel le sirvieron para responder a la vocación a la que Dios le llamaba.
En primer lugar, fue el amor al Corazón de Jesús. D. Enrique explicó que para Mosén Sol “la devoción al Corazón de Jesús es una devoción de agradecimiento. Cuando nos sentimos amados por alguien, nuestro deber es responder al amor; se despierta en nosotros una capacidad para el amor. Para el Beato Manuel Domingo y Sol la devoción al Corazón de Jesús encierra el núcleo de toda espiritualidad cristiana”. Prosiguió afirmando que “él propone una devoción a Jesucristo que sea respuesta de amor al Amor, incluso por aquellos que no le aman, haciendo actos y gestos de amor a Jesús pensando en aquellas personas que permanecen indiferentes al amor de Cristo o simplemente lo desprecian. Para el Beato Manuel Domingo y Sol la devoción al corazón de Jesús es inseparablemente una devoción de agradecimiento y de reparación”.
El segundo elemento que quiso destacar en su homilía fue la Eucaristía: “Precisamente porque él ama el Corazón de Cristo, ama precisamente el Sacramento en el que ese amor de Cristo se hace presente”. Mons. Benavet comentó un pensamiento de don Manuel que hace referencia al deseo de Jesús para quedarse con nosotros: “La Eucaristía no es sólo un gozo para los cristianos, para Mosén Sol es ante todo un gozo, una alegría, del mismo Jesucristo”.
El tercer eje de la espiritualidad de Mosén Sol que el Obispo de Tortosa quiso subrayar fue su amor al sacerdocio, un amor que le llevó amar a todos los sacerdotes y a quienes se preparaban para serlo. “El sacerdocio, dice él, no es una carrera, sino un estado. Lo esencial no son los estudios, una carrera, hacer méritos, es un estado, una manera de vivir, una vocación”. Y haciendo referencia a una famosa frase de don Manuel, prosiguió diciendo: “Los sacerdotes son un paso de la gracia de Dios por nuestro mundo, tanto los sacerdotes que son más conocidos como aquellos que viven su ministerio en el anonimato, en la sencillez. Son una gracia de Dios, una gota de rocío que cae en una planta en medio del desierto y que, aunque nadie lo ve, es capaz de dar consuelo y esperanza. Para él el sacerdocio es una gran vocación. Lo realmente importante es que un paso de un sacerdote por el mundo es una gracia de Dios. Por eso tenía esa preocupación por las vocaciones sacerdotales, por la santidad de los sacerdotes”.
Haciendo referencia a la segunda lectura de la liturgia D. Enrique afirmó que “una vocación sacerdotal es la vocación de alguien que ha sido alcanzado por Cristo. Y quien ha sido alcanzado por Cristo sólo tiene una meta en la vida: alcanzar a Cristo, tener a Cristo como premio”.
También refiriéndose al evangelio del día, el Sr. Obispo señaló que don Manuel tuvo la misma mirada de Jesús: “Él ve la sociedad de su tiempo que va como ovejas que no tienen pastor. Por eso él lucha para que las ovejas del rebaño de Cristo tengan pastores santos, pastores que se creen lo que hacen”.
Terminó su homilía dando gracias al Señor “por el testimonio de su santidad, por el testamento de su espiritualidad y por el mensaje que nos ha dejado a todos. Que este mensaje quede grabado siempre en nuestro corazón y en nuestra vida”.
Después de la comunión el Secretario General de la Hermandad tomó la palabra para agradecer, en nombre del Director General, la presencia del Sr. Obispo en la celebración. Afirmó que venía a Tortosa como peregrino agradecido para dar gracias al Señor por el don de la fraternidad sacerdotal inspirado a Mosén Sol, y como peregrino mendicante para pedir la gracia de vivir dicha fraternidad en medio de un mundo individualista. Recordó que este año se cumple el décimo aniversario de la aprobación de la Hermandad como asociación sacerdotal y recordó la vocación de los sacerdotes operarios: “Estamos llamados a vivir la belleza de la fraternidad sacerdotal porque nos entendemos como fraternos por naturaleza, hemos sido creados fraternos”.
La celebración de la Eucaristía concluyó con la veneración de las reliquias del Beato Manuel Domingo y Sol.