Los mártires “configuraron su vida con la vida de Cristo, su muerte con la suya”

Los mártires “configuraron su vida con la vida de Cristo, su muerte con la suya”

Vísperas solemnes en la Catedral de Almería

A las 18:30 de ayer dieron comienzo en la Catedral de Almería las Vísperas solemnes de la Anunciación del Señor. Ha sido el primer gran acto concebido como preparación espiritual a la beatificación que tendrá lugar en el día de hoy. El grupo de operarios, que partió por la mañana de Majadahonda, participó junto con el pueblo de Dios de la Diócesis de Almería.

La Vísperas estuvieron presididas por Mons. Adolfo González Montes. Le acompañaron: el Presidente de la Conferencia Episcopal Española, el Cardenal Ricardo Blázquez, el Cardenal Carlos Amigo, el Sr. Obispo de Tortosa, Mons. Enrique Benavent,  el Sr. Obispo de Guadix, Mons. Ginés García y el Sr. Obispo de Orense, Mons. Leonardo Lemos.

Mons. Adolfo Gonzáles Montes, comenzó su homilía recordando el motivo de la celebración:

“Después del largo proceso de años de estudio y preparación. El sacrificio de los 95 sacerdotes de la causa que encabeza el Deán del Capítulo de esta catedral, aúna en una común confesión de fe, sellada con la sangre, a los presbíteros que fueron inmolados. Algunos de ellos eran miembros del Capítulo de esta Catedral de la Encarnación. Suben a los altares, partícipes de la gloria de Cristo, los ministros del Evangelio, que configuraron su vida con la vida de Cristo, su muerte con la suya.

(…) Por razón de la geografía diocesana de la provincia fueron llevados al sacrificio, presbíteros de las Iglesias particulares de Granada y Guadix. Los de esta última diócesis, junto con su Obispo, el Beato Manuel Medina Olmos, unieron su suerte a la de los sacerdotes de Almería y su Obispo, el también Beato Diego Ventaja Milán. A la glorificación de los dos obispos se suman hoy los presbíteros de esta causa acompañados por los laicos del laicado católico, procedentes en su mayoría de los movimientos devocionales y apostólicos más pujantes del pasado siglo. (…) A la multitud de mártires que jalonan la historia de la Iglesia, les precede con su sacrifico redentor el Protomártir, Jesucristo Nuestro Señor”.

El Sr. Obispo recordó el misterio de la Encarnación con estas palabras:

“Celebramos en esta Solemnidad cantando en las vísperas aquello que confesamos: que el Hijo de Dios tomó por nosotros y por nuestra salvación, nuestra carne herida, y se hizo hombre por nuestro amor. En el amor de Jesús por nosotros se revela el amor de Dios por la humanidad”.

Concluyó su homilía invocando a María: “Nuestra Señora de la Encarnación, Madre nuestra, ruega por nosotros”.