26 Oct Fiesta de los beatos mártires operarios: “Cuidan de nosotros y nos ayudan a vivir como cristianos”
El Director general de la Hermandad, D. Florencio Abajo Núñez, presidió la Misa conmemorativa de los beatos mártires operarios ayer, 25 de octubre, en el Templo de la Reparación de Tortosa.
La Hermandad celebra la fiesta de los beatos mártires operarios el 25 de octubre. Este año, la celebración ha estado marcada tres circunstancias especiales. En primer lugar, la emergencia sanitaria condicionó la participación en la Misa conmemorativa en el Templo de la Reparación de Tortosa, donde reposan los restos de estos operarios asesinados por odio a la fe. Tan solo 40 personas pudieron estar presentes en la iglesia. Cabe destacar la asistencia de la alcaldesa de Tortosa, Mertilxell Roigé, y cuatro concejales, así como del anterior alcalde, Ferran Bel. También estaban presentes algunos miembros de la Asociación Amics dels Josepets, conformada por antiguos alumnos del Colegio San José de Tortosa.
Presidió la celebración el Director general, D. Florencio Abajo Núñez, acompañado de D. Emilio Lavaniegos, miembro del Consejo general, y siete sacerdotes más. En su homilía, D. Florencio hizo referencias a los otros dos hechos extraordinarios en la celebración de este año: la conmemoración, el pasado 1 de octubre, del 25.º aniversario de la beatificación de Pedro Ruiz de los Paños y ocho compañeros mártires, los primeros nueve mártires operarios; y la reciente autorización del Papa Francisco a la Congregación para las Causas de los Santos para promulgar el decreto concerniente al martirio de los Siervos de Dios Francisco Cástor Sojo López y tres compañeros, Sacerdotes Operarios Diocesanos, asesinados en España entre 1936 y 1938.
“Es muy emocionante formar parte de este grupo en el que treinta sacerdotes han entregado la vida por su fe en Jesús, el Señor de la vida. Treinta compañeros que como buenos discípulos le han seguido hasta la cruz. Unos operarios que, por la misericordia de Dios, están ya en el cielo”, expresó el Director general de la Hermandad durante la celebración. “¿De dónde sacaron la fuerza, el valor, para preferir la muerte antes que renegar de su propia fe en Dios?”, planteó en su homilía. Una pregunta a la que dio dos respuestas. La primera es que “el Señor no abandona a los que llama. Nos sostiene siempre, cuida de nosotros, es fuerza en nuestra debilidad. El Señor estaba pendiente de la vida de estos hermanos nuestros. Y con la fuerza de Dios dieron testimonio de su fe hasta el último suspiro”. Y la segunda es el convencimiento “de que los mártires conocían a Jesús en profundidad, le amaban con todo su corazón”; eran conscientes de que “sin Jesús, la vida no vale nada, pierde todo su sentido y su valor”.
D. Florencio recordó que los mártires son intercesores ante Dios y modelos de vida en la relación con el Señor y con los demás: “Hacemos memoria de sus vidas y sus martirios porque cuidan de nosotros y nos enseñan a vivir como cristianos”. También “nos invitan a perdonar, a cambiar de vida, a convertir nuestro corazón”, porque “todos estamos llamados a convertirnos a la paz, a la fraternidad”. El Director general concluyó pidiendo a Dios que el martirio de estos operarios “sea germen de nuevas vocaciones”, que “ayude a los sacerdotes a vivir con renovada ilusión y generosidad nuestra entrega” y que “sus vidas nos estimulen en nuestro personal camino como discípulos de Jesucristo”.