D. Gaspar Hernández, director de la Cátedra Mosén Sol: La formación sacerdotal se enfrenta a una “honda crisis antropológica”

D. Gaspar Hernández, director de la Cátedra Mosén Sol: La formación sacerdotal se enfrenta a una “honda crisis antropológica”

La Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), en colaboración con la Cátedra Mosén Sol, organiza el Simposio ‘Balance y perspectivas de la formación sacerdotal a los treinta años de Pastores Dabo Vobis‘. El encuentro tendrá lugar los días 27 y 28 de abril en el Aula Magna de la universidad. Hablamos sobre este evento en una entrevista con el director de la cátedra, D. Gaspar Hernández Peludo.

El Simposio se enmarca en el 30º aniversario de la ‘Pastores dabo vobis’. Para quien no la conozca, ¿qué supuso esta exhortación apostólica de San Juan Pablo II?

La exhortación apostólica es fruto de la VIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos celebrado en octubre de 1990 que se ocupó de la “formación sacerdotal en la situación actual”. PDV representa el documento magisterial de la etapa posconciliar que ha tratado con mayor amplitud el tema de la formación de los sacerdotes desarrollando, aplicando y actualizando las orientaciones conciliares. Realiza un “discernimiento evangélico” del contexto contemporáneo y de los retos que plantea, en positivo y negativo, para la formación sacerdotal. Ofrece una clarificación sobre la identidad sacerdotal cuya crisis había caracterizado los dos decenios inmediatamente posconciliares (cap. II). Hace una síntesis equilibrada de los rasgos fundamentales de la espiritualidad presbiteral (cap. III). Aborda la formación de los presbíteros como un único camino que parte de la pastoral vocacional (cap. IV), pasa por la formación inicial al ministerio sacerdotal (cap. V) y continúa durante toda la vida en la formación permanente (cap. VI). Ha marcado decisivamente la formación “al” sacerdocio en nuestros seminarios e impulsado la formación integral “en” el sacerdocio dentro de nuestros presbiterios en estos últimos treinta años y puede seguir haciéndolo.

¿Con qué objetivos surgió el simposio?

En una efeméride tan significativa, como reza el subtítulo del Simposio, se pretende hacer un “balance” de la recepción de este importante documento en la Iglesia, la teología y la formación presbiteral, así como ofrecer nuevas “perspectivas” aún por explorar y “horizontes” que aún abre el texto pontificio para el momento presente, caracterizado por nuevos desafíos ante el “cambio de época” tal como nos está recordando el papa Francisco desde el inicio de su pontificado. Si PDV fue publicada treinta años después de la inauguración del Concilio, casi otros treinta años después de PDV ha aparecido la nueva Ratio fundamentalis Institutionis Sacerdotalis “El don de la vocación presbiteral”,que significa una etapa capital de su recepción eclesial y explicitación pedagógica. Queremos también analizar cómo esta nueva Ratio a nivel internacional así como los respectivos Planes de formación surgidos de ella en los ámbitos nacionales están recibiendo y cómo están desarrollando PDV. En justicia hay que reconocer que el trabajo realizado por nuestra Conferencia Episcopal Española en los sucesivos planes de formación sacerdotal (1986; 1996 y 2020) ha sido muy notable en este sentido. 

¿Cuáles son los principales retos de la formación sacerdotal en la actualidad?

Los retos son múltiples y de diverso orden dependiendo de las latitudes geográficas y de los contextos culturales y eclesiales. En nuestro ámbito occidental, aparte de la crisis actual del concepto mismo de “formación”, uno de los desafíos más importantes es el planteado por la honda crisis antropológica que vivimos, que determina la personalidad de los candidatos al sacerdocio y de los propios presbíteros, y afecta al modo de traducir concretamente en la vida y en el ejercicio del ministerio la identidad recibida en el sacramento. Aspectos como la crisis de identidades, la ideología de género, la fragmentación de la vida, el individualismo imperante etc. reclaman una formación sacerdotal más integral e integrada, más personalizada y más relacional-comunitaria. Por otro lado, la nueva situación de la Iglesia en la sociedad, así como el dramático descenso vocacional nos obligan a una formación pastoral más apostólica y misionera.

Desde la publicación de la exhortación, se han producido cambios de gran calado para la humanidad. Especialmente, el desarrollo tecnológico ha influido de manera notable en la forma de relacionarse. ¿Cree que la nueva ‘Ratio fundamentalis Institutionis sacerdotalis’, publicada hace seis años, da una respuesta eficaz a estos desafíos?

Sin duda la nueva Ratio es un paso adelante en la profundización de PDV, especialmente en su aplicación pedagógica para afrontar los desafíos actuales. De ahí su insistencia en la elaboración de un proyecto o itinerario pedagógico a partir de las cuatro “notas” de toda formación sacerdotal: única, integral, comunitaria y misionera. Me parece muy importante el subrayado de que la formación es un único camino del discípulo llamado a ser pastor que abraza toda su existencia. La interacción entre las dimensiones de la formación, la progresividad acumulativa de las etapas en un discernimiento constante, la importancia del propio candidato como sujeto y primer responsable protagonista de su formación o el acento en una formación “para la interioridad” y “para la comunión” destacando el aspecto comunitario de los agentes son algunos rasgos que pueden contribuir a una formación presbiteral eficaz en la hora presente. En concreto, la Ratio coloca acertadamente el desarrollo tecnológico dentro de la dimensión humana – y no sólo como un instrumento pastoral – pero aún ha de explicitarse mejor su integración en la formación, así como otros temas, entre ellos, la corresponsabilidad de la comunidad cristiana.

¿A quién va dirigido el simposio?

El Simposio está destinado principalmente a todos los responsables de la formación “al” y “en” el sacerdocio – por usar una distinción de PDV – es decir, a los agentes de pastoral vocacional, a los formadores de seminarios o casas de formación sacerdotal, a los profesores y a los encargados más directamente de la formación permanente del clero en nuestras diócesis y, naturalmente, a los propios formandos. Por eso, se ha optado por un perfil variado en la elección de los ponentes: de diversos países y facultades de Europa y América o con distintas responsabilidades eclesiales (obispos, teólogos o formadores). Además, el método ponencia-respuesta que se empleará en el Simposio creo que puede favorecer el diálogo crítico y la riqueza de perspectivas a la hora de abordar los temas.

Por último, ¿qué balance hace de la Cátedra Mosén Sol en estos años en funcionamiento?

Aunque llevamos aún pocos años de andadura, interrumpida en cierto sentido por la “pandemia”, estoy muy contento de la marcha de la Cátedra. Los dos primeros cursos quisimos comenzar con sendas jornadas académicas dedicadas a tomar el pulso de las cuestiones actuales sobre la teología del ministerio ordenado y de la formación sacerdotal respectivamente, con especialistas sobre el tema, que nos ayudaran a elegir líneas de investigación para el futuro. El Simposio ampliará el horizonte y los destinatarios de su actividad para un mejor servicio a la reflexión y formación presbiteral en la Iglesia. Trabajamos en sinergia con otras iniciativas en este campo como la revista Seminarios o el Centro de investigación y de antropología de las vocaciones, presidido por el card. Ouellet. Estoy muy agradecido a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos por la iniciativa de esta Cátedra en nuestra Facultad, por la confianza otorgada y por el trabajo en equipo.

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