28 Nov Las aportaciones de los Operarios para el Seminario de Cuenca: sinodalidad, fraternidad y compromiso con la Arquidiócesis
La Hermandad ha aterrizado, en este curso 2022/2023, en el Seminario Mayor San León Magno, perteneciente a la Arquidiócesis de Cuenca (Ecuador), con el propósito de colaborar en la formación de los seminaristas. Aunque sus orígenes datan de 1813, el Seminario fue refundado en los años 60 del siglo pasado, cerrado posteriormente y reabierto en 1983. En la actualidad, una treintena de seminaristas se preparan allí para ser sacerdotes. En esta entrevista, hablamos con los dos operarios recién llegados al seminario: el P. José Luis Ferré, nuevo Director Espiritual, y el diácono Fabián Bernal, nuevo Formador.
¿Cómo recibieron la noticia de que contarían con ustedes para la formación de este seminario?
Con mucha esperanza. Es una gran oportunidad colaborar en el trabajo formativo en una de las arquidiócesis más importantes del Ecuador. Además, es el segundo seminario en el que se decide colaborar en este país. Con ello confiamos en que la Hermandad se enriquecerá sobremanera al tener contacto con nuevas realidades en nuevos campos pastorales.
¿Qué supone para ustedes desempeñar esta labor formativa?
Un compromiso con la Iglesia universal de estar disponibles para colaborar en la formación de los sacerdotes para el bien de la Iglesia, trabajando, sobre todo, en ambientes donde el trabajo abunda y la realidad eclesial lo exige. Por tanto, es una bendición poder colaborar en este seminario; para nosotros supone también una responsabilidad muy grande y una alegría trabajar en comunión con la Iglesia cuencana.
¿Cuáles son las claves de la formación que esperan impartir en el seminario?
Primeramente, estar al servicio de las dimensiones que el seminario ya viene trabajando siempre respaldado por su arzobispo; aunado a esto creemos importante trabajar desde las siguientes líneas:
Trabajo en clave sinodal. La formación debe ser un camino trazado por todos los que convivimos en esta casa de formación. Por ellos en comunión con las propuestas de la Iglesia universal queremos trabajar en clave sinodal, es decir, caminar juntos y aportando cada uno desde sus posibilidades y etapa de formación lo necesario para alcanzar tener una experiencia real con Jesús que nos lleve a ser ministros servidores de la Iglesia arquidiocesana y, por tanto, de la Iglesia universal.
Fraternidad. Una clave sumamente importante para una casa de formación y, por tanto, para una buena comunidad presbiteral. Fomentando la fraternidad, queremos que los seminaristas se descubran verdaderos hermanos unos de otros y así también del pueblo de Dios, siendo hermanos y servidores y nunca administrativos o “jefes” en su iglesia.
Compromiso con la realidad arquidiocesana. Es otra clave imprescindible. Los seminaristas no pueden vivir al margen de su realidad eclesial local. Así, se generarán en todo el curso espacios para que puedan tener contacto con las diferentes comunidades y desarrollen un sentido de pertenencia sólido para servir a su iglesia arquidiocesana desde la realidad que viven todos los que la conforman.
¿Qué idea de Mosén Sol resulta inspiradora en estos momentos?
La insistencia del beato de hacerlo todo desde un auténtico trabajo en equipo. El equipo formador del seminario es un equipo plural de realidades diferentes, pero con el mismo objetivo de ofrecer una formación firme desde la libertad y la fraternidad. Por tanto, el trabajo en equipo resulta fundamental: ideas, perspectivas y aportaciones diversas que alimentan el caminar de una comunidad que se dirige a un mismo objetivo, que es formar sacerdotes santos para una iglesia santa.
El trabajo es mucho y pocos los trabajadores. Por tanto, haciendo eco de aquella insistencia de Jesús de orar por los trabajadores del Reino, nos encomendamos a su oración y encomendamos esta comunidad del Seminario Mayor San León Magno de Cuenca, Ecuador.