18 Feb D. Jesús Pulido, obispo electo de Coria-Cáceres: «La Hermandad ha supuesto una gran riqueza para mí»
La diócesis Coria-Cáceres (España) vivirá mañana una jornada de júbilo por la ordenación episcopal y la toma de posesión de su nuevo obispo, D. Jesús Pulido Arriero, sacerdote operario diocesano. Hemos hablado con nuestro hermano sobre su experiencia en la Hermandad, el cuidado de las vocaciones y sus expectativas en esta nueva misión, entre otros temas.
D. Jesús, queríamos hablar, en primer lugar, de su experiencia como operario. ¿Qué le atrajo para ingresar en la Hermandad?
Entré en el Seminario menor de Toledo a los 10 años con la inquietud de ser sacerdote como un tío mío, hermano de mi madre. En el Seminario menor fue creciendo y madurando esa incipiente vocación. Lo que me ayudó a crecer y me fue formando no fue solo lo que aprendíamos en las clases, sino sobre todo el testimonio sacerdotal que recibíamos en el Seminario. Los operarios que había en Toledo eran un estímulo para nosotros, seminaristas pequeños. Recuerdo a todos con agradecimiento: D. Agustín Flores, a D. Alonso Morata, D. Arturo Vallejo, D. Jesús María Villalba… Su alegría, su fraternidad, su entrega… atraía, no solo a mí sino a muchos seminaristas que también querían ser sacerdotes y operarios como ellos. Por eso, siempre me gustó y me pareció muy acertadas una idea de D. Manuel al fundar la Hermandad: que a los Seminarios se debían destinar sacerdotes que sean formadores por vocación y no solo porque se lo manda el obispo.
¿Qué le ha aportado la Hermandad a su vivencia del sacerdocio?
La Hermandad ha supuesto una gran riqueza para mí. Siempre me ha estimulado a crecer como persona, como sacerdote y como operario. Desde que entré en el Aspirantado en el año 1981 para hacer COU pude comprobar que los operarios nos prestaban una atención personalizada, interesándose por nuestra familia, nuestras expectativas, favoreciendo nuestras aficiones y cualidades… acompañando a cada uno para discernir con realismo la propia vocación. Tras la ordenación, estuve unos años de director espiritual en el Aspirantado y trabajando en Ediciones Sígueme, luego en Roma, La Habana y ahora en Madrid: en todos estos lugares he experimentado una fraternidad intergeneracional fructífera: operarios de diferentes franjas de edad colaborando en una misión común y ayudándonos espiritualmente. Las tres Asambleas en que he participado, aun viendo con realismo las dificultades institucionales, han supuesto para mí un motivo de esperanza redescubriendo la identidad institucional y pastoral de la Hermandad en nuestros días.
Un rasgo característico de la Hermandad es la vivencia de la fraternidad sacerdotal. ¿Cómo se puede fomentar entre el clero?
La fraternidad, en mi experiencia personal, es algo distinto de la amistad, si bien no están reñidas entre ellas. La amistad es fruto de un proceso de trato, de afinidad en edad, inquietudes, actividades… La fraternidad es un hecho que deriva de una “paternidad” común, de un mismo origen, de una misma raíz. Creo que es importante el tiempo de formación compartido, haber comido “en el mismo plato”, haber superado dificultades, discusiones, distancias… prevaleciendo siempre la pertenencia común para que se propicie la fraternidad. A veces se corre el riesgo de convertir la fraternidad en amistad, y exigir al hermano sea un amigo a la fuerza. O, al contrario, considerar solo hermanos a los que son amigos. También para los sacerdotes es muy importante haber compartido el tiempo de formación, el respeto a cada uno, la colaboración y la ayuda mutua, y no romper el vínculo común por las diferencias personales.
«La fraternidad es un hecho que deriva de una ‘paternidad’ común, de un mismo origen, de una misma raíz»
La Hermandad trabaja de manera especial por las vocaciones. Suponemos que será uno de sus principales retos durante su episcopado…
Sí, lo llevamos en el ADN como operarios. Lo primero por lo que me interesé tras mi nombramiento fue por el Seminario. Sabía que en las otras diócesis extremeñas se había cerrado y los seminaristas estaban en Salamanca. Supongo que no debió ser una decisión fácil para las diócesis y que la situación no permitiría otra solución. En Coria-Cáceres hay un pequeño grupo de candidatos al sacerdocio y estoy seguro que el número crecerá, si Dios quiere. El Seminario es el corazón de la diócesis, un motor de esperanza para todos. Será la primera visita que haga ya como obispo ordenado: el día 21 de febrero, celebraré mi cumpleaños con los seminaristas y pasaré el día con ellos y con los sacerdotes de la residencia aneja.
«El Seminario es el corazón de la diócesis, un motor de esperanza para todos»
El Beato Manuel Domingo y Sol daba una gran importancia también a la Eucaristía y a la reparación. ¿Cuáles son las claves para promover la devoción eucarística?
Me parece que la clave principal es el amor a Jesús sacramentado. La reparación para don Manuel consiste en acompañar a Jesús, al que seguimos dejando solo en el tabernáculo como los discípulos lo dejaron solo en Getsemaní. Su Corazón también hoy se llena de tristeza y suda sangre por todo aquello por lo que entregó su vida en la cruz: por el rechazo de las personas, el abandono de la fe, la violencia, el odio y las luchas fratricidas, por los grandes problemas de la humanidad y de la Iglesia… Y nosotros podemos acompañarlo, consolar su corazón de carne, compartir sus preocupaciones y sus sentimientos. De ese amor a Jesús nació la Hermandad para llegar a todos los campos de la gloria de Dios, a todos los intereses de su Corazón. Y de la misma fuente se nutre la vocación de todo operario según D. Manuel: “Si descendiéramos al fondo, al manantial de nuestros sentimientos, encontraríamos que el origen de nuestros deseos del bien y fomento de las vocaciones eclesiásticas, de que Dios nos dé muchos y buenos sacerdotes, ha sido nuestro instintivo amor a Jesús sacramentado”.
«Podemos acompañar a Jesús, consolar su corazón de carne, compartir sus preocupaciones y sus sentimientos»
¿Qué rasgos ha de tener el obispo para ser un “buen pastor”?
Es una pregunta difícil para quien todavía no es obispo y tiene que aprender tanto de los demás y de la realidad. Pero, por lo que he leído en este tiempo de preparación, me atrevería a decir que se tratar de parecerse a Jesús: él es el Buen Pastor. Jesús, cuando veía a sus contemporáneos como ovejas sin pastor, se conmovía e invitaba a todos a pedir operarios para su mies. Ver la aflicción de su pueblo y compartirla fueron los sentimientos que motivaron la encarnación y toda la historia de la salvación hasta nuestros días. Los sacerdotes continuamos la misión salvadora de Jesús, y también nos debería acompañar esa misma solicitud por todos, especialmente de los últimos, los pecadores, los desfavorecidos.
¿Cómo espera hacer realidad su lema episcopal en la diócesis de Coria-Cáceres (Ministerium Reconciliatonis)?
A veces creemos que cuando algo se rompe en las relaciones humanas ya todo está perdido y no hay forma de reconstruirlo, restaurarlo. Sin embargo, la reconciliación quiere decir que cuando se recompone una relación se hace más fuerte, más sólida. Así es el perdón de Dios que, perdonando al pecador, hace una alianza, por medio de su Hijo, tan sólida que ya nada la podrá romper. Los cielos nuevos y la tierra nueva son una realidad reconciliada; los pastores son ovejas reconciliadas, que han experimentado el perdón y la conversión, como Pedro y Pablo; la Iglesia es la parte de la humanidad que va siendo reconciliada en el amor… Espero poder predicar que el amor que vence al odio, supera la venganza y se sabe perdonado es experiencia de salvación en la tierra y anticipa la alegría del cielo.
«Espero poder predicar que el amor que vence al odio, supera la venganza y se sabe perdonado es experiencia de salvación en la tierra y anticipa la alegría del cielo».
Muchas gracias por su atención. Rezamos por la misión que le encomienda el Señor.
Muchas gracias a la Hermandad y gracias a Dios por haberme llamado al sacerdocio en esta familia dentro de la Iglesia.
Información de la ordenación y toma de posesión
La Eucaristía de ordenación y toma de posesión de D. Jesús Pulido tendrá lugar el sábado, 19 de febrero de 2022, a las 11:00 h., en la Catedral Santa María de la Asunción, en Coria. Presidirá la celebración D. Bernardito C. Auza, nuncio apostólico en España. Se podrá seguir en directo a través del canal Trece TV y por Radio María.