
25 Mar “Me dicen que hay que saber mucho más además de Jesús, pero yo con Él me apaño”
El sacerdote operario D. Herminio Alegría celebró sus bodas de oro el pasado 22 de diciembre. Durante gran parte de su ministerio, trabajó en los colegios de la Hermandad en Valencia y Salamanca. En estos 50 años, su forma de entender el sacerdocio ha ido evolucionando, según reconoce en esta entrevista.
Las pasadas Navidades tuvieron un sabor todavía más especial si cabe para el sacerdote operario D. Herminio Alegría. El 22 de diciembre, coincidiendo con el popular sorteo de lotería navideño en España, celebró sus bodas de oro sacerdotales.
Originario de la Archidiócesis de Toledo, comenzó formándose en el Seminario Menor y posteriormente dio el salto al Mayor. El rector de este en aquellos años, D. José Estupiñá, les propuso a él y a otros compañeros ingresar en la Hermandad. Un “sí” discernido los condujo a Alquerías, donde coincidieron con seminaristas de distintos puntos de España: “Todos querían asentar la idea de ser sacerdote operario diocesano”.
Tras una rica experiencia pastoral en la Diócesis de Segorbe-Castellón, fue admitido al estudio de la Teología en el Aspirantado de Salamanca. Ordenado presbítero en Toledo el 22 de diciembre de 1974, su primer destino como operario fue el colegio de la Hermandad en Valencia, donde permaneció aproximadamente una década. Allí colaboró con una comunidad de Carlos de Foucald, santo que le marcó profundamente.
Su siguiente destino fue el colegio de Salamanca, donde llegó a ser director. De ahí fue destinado al Colegio Español de Múnich, pero permaneció en la ciudad alemana durante un breve periodo de tiempo. Luego regresó a España, concretamente a Valencia, ejerciendo como director del colegio en esta nueva etapa.
Durante varios veranos, viajó a Petare (Venezuela) y Puerto Ordaz (Argentina) para ayudar a un hermano operario en aquellos lugares. “Trabajaba con mucho gusto, porque la gente se enamora, por decirlo de alguna manera, de quien viene de fuera a ayudar”, asegura.
Tras un respiro en la Residencia Mosén Sol de Majadahonda, llegó como vicario a la parroquia de San Cristóbal y San Rafael, en Madrid. En la actualidad, vive muy cerca, en la Residencia de Vallehermoso. Cada día, suele salir dos horas a caminar.
-¿Qué significa celebrar 50 años de la ordenación sacerdotal?
Estoy contento de haber llegado hasta aquí. Cuando estuvimos celebrando las bodas de oro, tenía la sensación de haber cumplido.
-¿Cómo surgió tu vocación al sacerdocio?
La vocación va filtrándose en el espíritu de cada uno. Siendo monaguillo muchos años en la parroquia de mi pueblo, surgió. Un segundo paso es ver si puedes entrar al seminario. Mi madre me lo repetía. Yo no le hacía mucho caso. Un primo mío, que también es sacerdote, me animaba. Eso me animó bastante. En el seminario menor, antes de entrar, te hacían un examen. Si no aprobabas, tenías que esperar al año siguiente. Cuando me di cuenta, ya estaba dentro y nunca me lo replanteé. Pero si no hubiese sido por esas situaciones…
¿Qué recuerdas de la etapa del aspirantado?
Estábamos en unos pisos. Eso fue muy interesante. Todos los fines de semana íbamos a parroquias de algunos pueblos. Ayudábamos al párroco, cantábamos en la iglesia… Me gustaba.
¿Cómo recuerdas el día de tu ordenación sacerdotal?
Hice ejercicios espirituales una semana entera con un jesuita que era profesor en Tokio. Una maravilla. Los últimos días, el cardenal D. Marcelo nos iba llamando uno a uno. Me abrió la puerta el propio cardenal. “Tú eres el operario que voy a ordenar. Tengo ganas de hablar con un operario como tú”, me dijo. Yo no lo conocía de nada. Me preguntó qué hacía, en qué trabajaba, etc. Estuvimos hablando en torno a una hora, cuando normalmente eran diez minutos o un cuarto de hora. Acabé muy contento.
-¿Por qué sigue siendo sacerdote y cómo ha evolucionado su manera de serlo?
Ha ido evolucionando según los sitios donde he ido pasando. En los colegios, era una forma de ser sacerdote. Si tienes que dar clase de Historia y no dan ni golpe, es muy distinto que si estás enseñando los sacramentos de la Iglesia. Tienes que ejercer como profesor, pero tratar de ser una persona cercana a las necesidades del alumno. Había estudiado Pedagogía. Si alguno estaba un poco tristón, le preguntaba qué le pasaba. En eso empleaba mucho tiempo con mucho gusto. Cuando iba a las parroquias, me animaba. De alguna manera, la gente que está en la parroquia se dirige a nosotros. Cuando estaba cerrando la iglesia, venía alguien a pedir confesión. Abría y me ponía con esa persona. Me decían que eso nunca se lo habían hecho. Les decía que no pequen más.
¿Qué experiencia has tenido de vivir la fraternidad?
Estando pendientes los unos de los otros: cuando caen enfermos, cuando les apetece visitar algún sitio, intercambiar experiencias, preguntar por cómo estamos… Una cosa muy cercana e íntima.
UN MENSAJE PARA QUIEN SE PREGUNTA POR SU VOCACIÓN
No suelo responder a esas preguntas porque sí… Alguna vez te has planteado acercarte a un sacerdote y preguntarle por qué vive de esa manera tan bien. Nunca me he metido… ¿Tú crees que puedes ser como yo o como otra persona que conozca? Es muy difícil… Yo no soy partidario de empujar, pero sí sugerirle…

UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE
En los colegios, al terminar el curso, siempre me he sentido feliz. Con alumnos y profesores.
LIBRO O PELÍCULA
Me echan en cara que se olvidan las cosas. He seguido todo lo que han emitido sobre la vida de Jesús. No sólo en la televisión, también en cine. Cualquiera de Jesús.
Hay que saber mucho más además de Jesús, dicen, pero con yo con Jesús me apaño.
La Biblia y muchos libros de ‘Sígueme’. Sólo me quedo con cosas que me hayan cambiado la vida.
UN PERSONAJE
Jesús y Carlos de Foucauld.