20 Dic El Director general de la Hermandad transmite esperanza en su visita a la Delegación del Cono Sur
D. Florencio Abajo visitó durante las últimas semanas las plataformas con presencia de la Hermandad en la Delegación del Cono Sur.
Del 24 de noviembre al 2 de diciembre, el Director general viajó a Perú, donde visitó a los equipos de operarios que se encuentran trabajando en los seminarios de Huancayo y de Iquitos. Tuvo ocasión de entrevistarse con el Arzobispo de Huancayo, Mons. Luis Alberto Huamán Camayo, y con el Obispo de Iquitos, Mons. Miguel Ángel Cadenas Cardo.
El 8 de diciembre, comenzó una visita a Argentina, donde permaneció hasta el día 19. Allí visitó todas las casas donde está presente la Hermandad (Buenos Aires, Córdoba y Tucumán), pudiendo así dialogar con todos los operarios. Tuvo también la oportunidad de visitar los colegios San Pío X de Buenos Aires y Nuestra Señora de Monserrat de Tucumán y mantener algunos encuentros con directivos y profesores. En Tucumán, se reunió con el Arzobispo, Mons. Carlos Alberto Sánchez, y el Obispo auxiliar, Mons. Roberto José Ferrari.
La Parroquia de Nuestra Señora de Montserrat de Tucumán compartió en sus redes sociales un mensaje de D. Florencio a la comunidad. En el mismo, reconocía que “no hay tips para constituirse una Iglesia en salida”, tan sólo que “el Espíritu venga hasta nosotros, se apodere de nuestras vidas, nos despierte, nos espabile y nos empuje a anunciar el Evangelio”. La sociedad, según explicaba, conduce a “centrarnos en nosotros mismos”, una “autorreferencialidad que nos acaba matando”. Frente a ello, “el creyente tiene dos referencias exclusivas: Dios y el hermano”.
El Director general también dejó un mensaje de esperanza a las puertas de la celebración de la Navidad y el inicio del Jubileo 2025: “Nuestra historia no la hacemos nosotros. No somos lo que somos por nuestros méritos. Todo es por la acción de Dios. En esa providencia de Dios, Él nos va conduciendo. Como el alfarero trabaja con el barro, estamos en sus manos y Él va haciendo que nuestra vida se parezca más a lo que quiere de nosotros, en el caso de que nos dejemos hacer”. En este sentido, destacó el poder de la Palabra y recalcó: “Sólo en las manos de Dios, la vida del creyente tiene sentido y nos permite mirar hacia el futuro con alegría”.