Gozaba de fama no solamente de bueno, sino de santo

Beato Martín Martínez Pascual

Gozaba de fama no solamente de bueno, sino de santo

Mártir a los 25 años

 

La Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos celebra mañana 25 de octubre la fiesta de los Beatos Pedro Ruiz de los Paños, Joaquín Jovaní y compañeros, sacerdotes y mártires. En el contexto del Sínodo que se está celebrando en Roma sobre «Jóvenes, fe y discernimiento vocacional», queremos resaltar de manera particular los operarios que fueron martirizados siendo aún jóvenes. Son pues jóvenes, operarios y mártires.

 

El beato Martín Martínez Pascual nació el 11 de noviembre de 1910 en Valdealgorfa (diócesis de Zaragoza). Hizo los estudios eclesiásticos en el Seminario menor de Belchite y en el mayor de Zaragoza. Movido por una intensa llamada del Espíritu para dedicarse a la formación de los seminaristas, ingresó en la Hermandad. Fue ordenado sacerdote el 15 de junio de 1935, y destinado a Murcia como prefecto de disciplina y profesor.

Al terminar el curso, después de los ejercicios espirituales en Tortosa Martín Martínez Pascual marchó el 5 de julio de 1936 a su pueblo. Al comenzar la persecución se escondió, primero en algunas casas y después en el campo. Cuando detuvieron a su padre se entregó para evitarle mayores sufrimientos.

Recibió el martirio el 18 de agosto en la carretera de Alcañiz, teniendo sólo 25 años, y uno de sacerdote. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995. Se afirma en el proceso que Martín «gozaba de fama no solamente de bueno, sino de santo». Y una religiosa testifica por su parte: «Era un alma muy enamorada de su sacerdocio y deseoso de que hubiera muy buenos sacerdotes».

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