22 Oct Un sacerdote totalmente entregado a su vocación
Mártir a los 28 años
La Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos celebra el próximo 25 de octubre la fiesta de los Beatos Pedro Ruiz de los Paños, Joaquín Jovaní y compañeros, sacerdotes y mártires. En el contexto del Sínodo que se está celebrando en Roma sobre «Jóvenes, fe y discernimiento vocacional», queremos resaltar de manera particular los operarios que fueron martirizados siendo aún jóvenes. Son pues jóvenes, operarios y mártires.
El beato Guillermo Plaza Hernández nació el 25 de junio en Yuncos (Toledo). Cursó los estudios eclesiásticos en el seminario de Toledo hasta el primer año de teología. Ordenado sacerdote el 26 de junio de 1932, ingresó en la Hermandad el 12 de agosto de ese mismo año. Ejerció el ministerio sacerdotal como prefecto de disciplina en el Seminario de Zaragoza (1931-1935) y en el mayor de Toledo (1935-1936).
El 22 de julio de 1936 se ocultó en la casa de uno de los seminaristas en Toledo. En la mañana del9 de agosto se refugió en el pueblo de Cobisa, donde fue descubierto apenas unas horas más tarde, para ser martirizado en las cercanías de Argés. Guillermo Plaza recibió el don del martirio habiendo cumplido 28 años, y cuatro de sacerdocio. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995.
Un sacerdote que fue seminarista suyo lo definió así: «Don Guillermo, para mí, fue el sacerdote totalmente entregado a su vocación, explicando esta generosa entrega todas sus demás virtudes, eminentemente sacerdotales». Otro sacerdote confesó que el beato Guillermo «se sacrificaba por el bien de los seminaristas. Era estimado por todos».
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