29 Ene Celebramos los 140 años de la inspiración de la Hermandad
Mosén Sol recibió la inspiración de la Hermandad el 29 de enero de 1883, después de la misa, en el convento de Santa Clara de Tortosa.
“Jesús Sacramentado le inspiró la Obra de los Operarios Diocesanos el 29 de enero de 1883, después de la misa, en el convento de Santa Clara de Tortosa, durante la acción de gracias, a las siete y media de la mañana; y la concepción de todo el plan y la intuición de sus resultados, entre ese día y el 30, completándose la idea y la organización, que escribió en un papel”. Así narra Antonio Torres, primer biógrafo de Mosén Sol, la inspiración de la Hermandad empleando las mismas frases escritas por el fundador en varias partes.
En este año 2023, se cumplen pues 140 años de esta inspiración. Son muchas las razones para dar gracias a Dios por esta inspiración y por el Beato Mosén Sol que la acogió, le dio forma y la hizo posible. Confidencialmente Don Manuel declaró más tarde al sacerdote don Juan Bautista Calatayud que se trataba de una verdadera inspiración sobrenatural. Antonio Torres sostiene que “el haberlo revelado Don Manuel – contra su acostumbrado afán de ocultar semejantes fenómenos – y de una manera tan explícita y categórica, induce a creer ser éste el hecho más ciertamente sobrenatural que se registra en su vida”.
Repetidamente encontramos en Don Manuel la certeza del origen divino de la inspiración de la Hermandad, pues la idea le surge “ante Jesús”. Así lo escribe en la crónica del Colegio de San José: “Entonces se concibió ante Jesús Sacramentado la idea de la Pía Unión de sacerdotes”.
A sus operarios se lo repite una y otra vez en las pláticas: “Nuestra Obra ha brotado del Corazón de Jesús sacramentado”. Don Manuel no se siente fundador de nada. Reconoce que es una inspiración, un don que viene del Señor: “Nada ni nadie la ha fundado. Existía ya, y Jesús, sin saber cómo, nos ha puesto en ella dándole organización por medio de nuestro objeto singularísimo y único hasta hoy en el mundo, del fomento de vocaciones eclesiásticas, religiosas y apostólicas”. Efectivamente desde 1872, Mosén Sol se había dedicado a acoger a seminaristas externos con dificultades y en 1880 concluyó la construcción del primer Colegio de Vocaciones de San José. Él es consciente de que “los esfuerzos individuales no tienen garantía de perennidad. Su eficacia muere con el hombre”.
En el pensamiento de Don Manuel, la Hermandad no es solo un don del Corazón de Jesús para que la obra del fomento de vocaciones sea más eficaz, sino también un medio del cual se sirve el Señor para favorecer la santidad sacerdotal: “Es una de tantas fórmulas que el Señor ha querido suscitar para facilitar la santificación del sacerdote en medio del mundo, y que la Iglesia desea promover, y para mayores resultados de gloria de Dios”.