Testimonio de D. José San José con motivo de sus bodas de plata sacerdotales

Testimonio de D. José San José con motivo de sus bodas de plata sacerdotales

José San José Prisco es sacerdote desde hace 25 años. Y está contento de serlo, aunque durante estos años haya aprendido a ser más realista, a tener una sana tolerancia a la frustración y a reconocer que lo que uno construye solo no resulta sólido.

Fue ordenado el 12 de julio de 1992 por Mons. José Delicado Baeza en la Parroquia del Beato Manuel Domingo y Sol de Majadahonda. Desde entonces ha desarrollado su ministerio sacerdotal en Washington D.C., México, Perú, España e Italia dedicándose a la docencia y a la formación sacerdotal. Ha sido Decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia de Salamanca desde 2010 al 2015. Desde entonces es el Rector del Pontificio Colegio Español de Roma.

En esta entrevista nos acercamos y conocemos al José sacerdote, sin más: un cura que vive su sacerdocio en fraternidad.

Recordatorio de la Ordenación sacerdotal de D. José San José

 

¿Qué significa para ti celebrar 25 años de sacerdocio?

El número es meramente simbólico. Los seres humanos necesitamos estas celebraciones de la vida para recordarlos cosas importantes. En este caso 25 años de sacerdote Operario son una clara prueba de que Dios es fiel y demasiado confiado al creer en mí, más que yo mismo, y asociarme a su misión aun conociendo exactamente quién soy.

¿Cómo surge tu inquietud por ser sacerdote?

Fue creciendo, casi sin yo saberlo, en mi propia familia, por el ejemplo de fe de mis padres. El ir a una escuela católica también fue una ayuda grande. La semilla estaba sembrada. Pero el momento decisivo estuvo en torno al día de mi confirmación, cuando el obispo, Mons José Delicado Baeza, sugirió a los que nos confirmábamos en la parroquia la idea de que alguno podría elegir el camino del sacerdocio. Y yo pensé ¿porque yo no? Un par de días después se lo comenté a mis padres y enseguida se pusieron en contacto con el cura de la parroquia que me llevó al seminario a presentarme al rector. Yo tenía 14 años. Era finales del mes de junio.

¿Qué recuerdos te quedan de tu época en el Aspirantado?

Todos los recuerdos que guardo entonces son excelentes: el trato cercano, como de familia; el cariño y dedicación de los formadores, aunque a veces nos mostráramos un poco rebeldes; la relaciones de profundo afecto entre los compañeros aspirantes que compartíamos todo; la alegría que se vivía en la casa; en día anual en el que se juntaban todas nuestras familias que preparábamos hasta el último detalle; la experiencia de la Universidad con excelentes profesores… Todo un regalo.

¿Cómo viviste el día de tu ordenación sacerdotal?

Imagino que como para cualquier sacerdote es una experiencia inolvidable. Yo estaba rodeado de mi familia y con los compañeros Operarios que habían participado en la convivencia de verano de Majadahonda. Vino de Valladolid a ordenarme mi obispo don José acompañado del párroco de mi parroquia. Estuvieron presentes algunos de los compañeros sacerdotes más queridos de Roma. No podía pedir más. Las palabras de don José en la homilía de la misa fueron entrañables. Después pudimos compartir todos una excelente comida en la misma casa, comida de fraternidad.

Sin embargo, regresando a Salamanca, el que había sido mi rector durante cuatro años en el aspirantado, Paco Tejada, tuvo un accidente de coche en el que murió. La desgracia pudo ser mayor porque le acompañaban en el coche tres operarios más que resultaron heridos y que afortunadamente después, se recuperaron. Esta circunstancia, evidentemente, marcó el día de mi ordenación de modo que, cada vez que la celebro, recuerdo con cariño a Paco y ofrezco la misa por él, pues en definitivas cuentas fue el que me formó como operario.

¿Por qué sigues siendo sacerdote 25 años después?

Porque no he encontrado un camino que me pueda hacer más feliz. Dios me ha dado tanto en estos 25 años que he calculado, groso modo, que necesito al menos otros 25 para poder devolverle algo.

En la ordenación sacerdotal

 

Durante estos 25 años ¿cómo ha evolucionado tu manera de vivir el sacerdocio?

Hacia un mayor realismo, tanto en lo que se refiere a proyectos concretos como a la realidad eclesial y social. La experiencia te ayuda a reconocer y a aceptar que toda obra humana requiere una cierta tolerancia a la frustración y que no se construye nada sólido que dependa de uno mismo.

¿Qué significa para ti ser sacerdote operario?

Eso que acabo de decir es lo que para mí significa ser operario: construir siempre con otros. No desde uno ni para uno. No se trata simplemente de un remedio a la soledad que afecta tan profundamente a los sacerdotes diocesanos, sino de entender que la misión o es compartida o no es nada. Y que no se es sacerdote sino con otros y para otros.

¿Cómo ha sido tu experiencia de fraternidad sacerdotal?

Variada, pero siempre muy positiva. He tenido la suerte de haber compartido la vida con equipos (a veces con un sólo compañero) excelentes. Y creo que el gran «invento» de D. Manuel fue precisamente éste: vivir el ministerio en lo que originariamente es, una fraternidad misionera, de discípulos que han sido enviados, en nuestro caso, a trabajar en favor de las vocaciones.

Una experiencia inolvidable…

Mi paso por México y los 4 años que viví allí, la gente que conocí y la apertura de horizontes que supuso en mí en mis primeros años de ministerio.

Una anécdota graciosa…

Un día en la calle, junto a la iglesia de la Purísima en Salamanca, se me acercó una señora que me dio dos besos y me contó, en cinco minutos, su vida. Cuando terminó me mira y me dice ¿pero tú no eres Esteban verdad? Menos mal que me había confundido con mi querido compañero de curso Esteban Diaz Merchan y pudimos resolver el malentendido echándonos una risas.

Un mensaje para quien se pregunta por su vocación…

Se lo «robo» a Santa Teresa en sus Moradas: No está la cosa en pensar mucho sino de amar mucho.

Un pasaje bíblico

La vocación de Gedeón (Jue 6,11-13). Me identifico mucho con el personaje.

Un libro… Los miserables, de Victor Hugo.

Una película… Cualquiera de Tim Barton o de los hermanos Coen.

Un personaje… La reina Isabel de Castilla.