D. Willy Dibala: «Las bodas de plata sacerdotales son un obsequio del Señor»

D. Willy Dibala: «Las bodas de plata sacerdotales son un obsequio del Señor»

D. Willy Dibala Malembo, rector del Templo de Reparación de Tortosa celebra 25 años de sacerdocio. Nos habla en este testimonio de lo que significa para él ser sacerdote y sacerdote diocesano.

¿Qué significa para ti celebrar 25 años de sacerdocio?

Contemplo los 25 años de sacerdocio con mirada agradecida porque el Señor a pesar de lo que soy me hizo un pequeño guiño seductor, amoroso y cómplice para participar a su misión de proponer a cada persona la voluntad del Padre misericordioso: la salvación de toda la creación por amor a los hombres. Dios es Amor. No sólo me ha seducido, sino que ha puesto para acompañarme en mis andaduras mujeres y hombres llenos de ternura y de cercanía, de toda raza y cultura. Y Él está conmigo con su gracia y su fidelidad y yo con Él con mi confianza ciega en Él y mis debilidades.

¿Cómo surge tu inquietud por ser sacerdote?

El Señor, Dios misericordioso, me ha regalado una familia (Mis padres Ildephonse y Prisca-Cécile y mis siete hermanos) y un ambiente de fe, de oración y de respecto a toda persona humana. Las malas lenguas cuentan que siendo un niño travieso no podría ser sacerdote. Pero el Señor a través de todo este ambiente ha ido sembrando guiños que me harán crecer en la respuesta a su llamada, afianzarán mi fe en Él e iluminarán mi andadura hacia el sacerdocio.

Me acuerdo de la maestra de 4º de primaria que me pidió no alzar la mano cuando el fraile que nos explicaba las parábolas del buen Pastor y de la oveja descarriada preguntó quién estaría dispuesto a ayudar Jesús en la misión de salvar a los hombres. Más tarde, cuando mi párroco confió en mí y después de hablar con mis padres, que le dieron una respuesta negativa temiendo que les defraudase, me llevó al seminario menor para hablar con l’abbé Coves, el rector de entonces.

D. Willy Dibala durante su primera misa en su parroquia.

¿Cómo fue tu formación como aspirante?

Solemos comentar entre nosotros, los primeros aspirantes Séraphin, Pierre y yo que somos como Valero. La precariedad y sencillez del lugar donde vivíamos propiciaba un ambiente de amistad y de fraternidad, de ayuda mutua en la ilusión de seguir caminando y de oración compartida. La cercanía de los formadores, abbé José Coves, Giovanni Yépes y Luis Ángel Arranz. Todo ha sido manifestación de la gracia y misericordia de Dios, y me ha permitido imbuirme y vivir el espíritu de Don Manuel.

 ¿Cómo viviste el día de tu ordenación sacerdotal?

Lo viví con mucha ilusión y alegría. Llegaba no rendido sino curtido por el Señor a través del tiempo, los lugares, las personas y las circunstancias. Una actitud de acción de gracias por lo que me había obsequiado el Señor y la Iglesia. También, un poco inquieto porque hasta las vísperas de la ordenación no había recibido la carta dimisorial del Arzobispo; la situación política del país era tensa. Se cambió el lugar de la misa: de la Catedral nos trasladamos a la Basílica. No se puede olvidar el compartir fraternal con los amigos y allegados. Al día siguiente, la misa y el Ágape con la comunidad parroquial arropado por los sacerdotes que me habían acompañado desde el principio de mis andaduras.

 ¿Por qué sigues siendo sacerdote 25 años después?

Sigo sacerdote porque desde el principio percibí que el Señor se había enamorado de mí por esos guiños que me hacía. Y cada día tenía que corresponder. Y a pesar de mis infidelidades e incertidumbres, confusiones u olvidos, de torpezas y rupturas de la complicidad por mi parte, Él seguía presente y me tendía la mano; me llenaba de felicidad y paz con las distintas tareas que surgían por el camino y con las personas laicas, religiosas y misioneras, como el P. Rombaut Osb, Luis Lacabe y Marcel Matungulu Sj, Alfonso Bilbao y José Antonio Bascarán, que Él ha ido sembrando, y que me han ayudado mucho. La felicidad que experimento como sacerdote de Jesucristo no puede sustituirse ni intercambiarse.

Durante estos 25 años ¿cómo ha evolucionado tu manera de vivir el sacerdocio?

El Señor me ha hecho ver que la ordenación no es una meta sino un inicio de relaciones más intensas y profundas. La llamada que recibí hace veinticinco años no ha cambiado, pero sí ha cambiado mi existencia que ha aprendido a estar más con Él y apoyarme en Él. Por esta razón debo decir cada día mi más sincero sí a la primera llamada, a la única vocación. Cada día me doy cuenta de que tengo que fijar mi mirada en Cristo sacerdote que es el modelo y sentido de mi caminar. Surge del fondo de mi corazón una actitud de gratitud por la aventura con Él y que cuanto mis ojos han visto o mi corazón ha sentido, todo lo que mis oídos han percibido o mi boca ha proclamado y degustado, cuanto mis manos han agarrado y sostenido o mis pies han acercado o recorrido provienen del Señor y están destinados al servicio de mis hermanos más necesitados. Y he de vivirlo con otros que han hecho la misma experiencia de la llamada del Señor. Nunca me quedaré satisfecho porque he recibido mucho y he dado poco.

¿Qué significa para ti ser sacerdote operario?

 Ser operario hoy es ser sacerdote testigo y testimonio del Amor misericordioso de Dios, manifestado en la Eucaristía anhelando con participar en la Iglesia al brote de otros testigos y testimonios de este Amor, difundiendo dentro del pueblo de Dios hambre y sed de este Amor y obrando con los demás sacerdotes operarios.

¿Cómo ha sido tu experiencia de fraternidad sacerdotal?

 Estoy muy agradecido de cuanto soy como sacerdote, del espíritu o preocupación de Don Manuel que se me han transmitido. No ha sido perfecta del todo esta experiencia, pero he sabido sacar provecho de lo mejor encontrado en los demás y he procurado ofrecer lo mejor de lo que poseo.

Celebrando la Eucaristía con los operarios en Salamanca

Una experiencia inolvidable…

Mi paso por la diócesis de Guadix-Baza. El equipo que formamos los del Seminario Menor y del Mayor (Julio Cabezas y Eduardo Carrasco). El espíritu de fraternidad que reinaba. La colaboración entre nosotros y con la diócesis. No faltaban algunos atrevimientos que sea en la pastoral juvenil o vocacional. La confianza recibida del señor Obispo, Juan Ortiz de Santa Cruz. La acogida del clero diocesano y la integración en la acción pastoral de conjunto. Pero esta etapa no puede hacerme olvidar los años pasados en el Aspirantado con los compañeros de formación.

Una anécdota graciosa…

 Recién llegado a Guadix, Don Juan Ortiz de Santa Cruz nombró a los operarios del menor (Andrés, Esteban y yo) capellanes de las clarisas. Y en las vísperas del Domund 1994, se le ocurrió a Andrés llevarme a grabar un programa en canal 7 de Guadix. Cuando hablando del inicio de mi inquietud por ser sacerdote narraba la parábola de la oveja perdida, en vez de la oveja perdida dije ovieja perdida. Menos mal lo iban a difundir en diferido. Juan Miguel, el técnico, Andrés y yo nos echamos a reír parando unos instantes la grabación. Pero, uno de los tres presentes, difundió graciosamente entre los amigos que yo había hablado no de la oveja perdida sino de la vieja perdida.

Un mensaje para quien se pregunta por su vocación…

No tener miedo. Escuchar al Señor que habla por pequeños guiños: Acontecimientos, personas, lecturas… y saber decir “aquí estoy Señor” confiándose en la Madre de Dios y nuestra Madre y en la custodia (el custodio) de San José.

Un pasaje bíblico

De la vida de Jeremías Jr 20, 7-9. Dios es un intruso que entra en la vida de la persona humana proponiéndola una aventura en la que Él le asegura su presencia misericordiosa para llevarla a cabo

Un libro…

Un libro pequeño: Par un long chemin vers toi. Le pèlerinage chrétien de André-Marie Besnard.

Una película…

 Todas las películas de Antonio Rodolfo Quinn, Anthony Quinn nombre de artista.

Un personaje…

Prof. Félix Malu wa Kalenga (1936 – 2011), miembro de diversas academias de ciencias y de la Academia Pontificia de ciencias. Su paso por la Nasa como joven estudiante al lado de Wernher von Braun, el alemán que llevó a EE.UU. al espacio, nos valió la visita al Congo de los tripulantes del Apollo XI.